viernes, 13 de junio de 2014

1. Información General
   Tipo de documento    Artículo
   Acceso al documento    Disponible en http://res.uniandes.edu.co/view.php/408/view.php
   Titulo del documento    Una mirada pedagógica a la escritura de un ensayo argumentativo
   Autor(es)    Torres, Inés Cristina
   Director
   Publicación    Universidad de los Andes, 2004. Revista de Estudios Sociales, No 19
   Unidad Patrocinante    Universidad de los Andes
   Palabras Claves
   Ensayo argumentativo, escritura analítica, inmersión, cognición.

2. Descripción
   Artículo pedagógico que busca identificar las condiciones más favorecedoras para la escritura de ensayos argumentativos, basándose en la revisión bibliográfica que ha hecho la autora y en su experiencia frente a un grupo de alumnos de un colegio privado en Bogotá que destaca por su buen nivel académico, lo que le permitió valorar prácticas pedagógicas de acuerdo a su utilidad. En el artículo se consideran algunas precisiones teóricas que identifican la perspectiva lingüística desde la cual es posible abordar la escritura de un ensayo y un conjunto de lecturas que ayudan a encontrar posibles opciones metodológicas

3. Fuentes
   Burgos, L.F. & Moreno, G. (1999). Los procesos argumentativos en la producción de textos orales y escritos en noveno (9°) grado (PDA). En F. Jurado (Ed.). Investigación escritura y educación. El lenguaje y la literatura en la transformación de la escuela. Bogotá: Programa Universitario de Investigación PUI en Educación, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de Colombia, Plaza y Janés.

   Castelló Badia, M. (1995). Estrategias para escribir pensando. Cuadernos de Pedagogía, 237, 22-29.

4. Contenidos

  El documento inicia con una explicación de la motivación de la autora para realizar la investigación: analizar las posibilidades reales de una alfabetización basada en la revisión de la enseñanza misma de la escritura; entra en materia haciendo un análisis de la definición de competencia comunicativa, continúa con un resumen histórico del concepto, indicando que el concepto de competencia comunicativa aparece formulado por primera vez por Gumperz y Hymes (1972), quienes rescatan el contexto de significación dentro del análisis de cualquier intercambio lingüístico, siguiendo con una descripción de la investigación en Colombia.

  A continuación la autora entra a revisar la bibliografía consultada, planteando teorías de diferentes autores; define el concepto de discurso como “toda construcción lingüística que se produce con la intención de lograr un propósito comunicativo” y profundiza en su definición, basándose en los planteamientos de Hassan y Widdowson, quienes dicen que “el discurso se articula alrededor de conexiones lógicas internas que garantizan su coherencia, y de elementos lingüísticos explícitos que aseguran su cohesión. Atrás queda la oración como unidad mínima del lenguaje y se plantea ahora el enunciado como mínima unidad discursiva, que adquiere significado pleno en relación con los otros enunciados del texto”.

   La autora manifiesta que según Vigotsky en Pensamiento y Lenguaje (1995) “la interdependencia de las raíces genéticas del pensamiento y la palabra surgen en la interacción social, no hay pensamiento sin lenguaje; el pensamiento llega a la existencia a través de las palabras y gracias a la interacción con otros, puede darse un movimiento constante entre el habla externa y el habla interior, que es el que permite el conocimiento. El lenguaje tiene un carácter social y el significado es el resultado de negociaciones culturales que se producen en el interior de situaciones concretas de comunicación”.

    Por otra parte, la autora cita la teoría de Bajtin, quien hace una caracterización dialógica y polifónica del discurso (1999). El discurso es dialógico porque los enunciados que lo componen se emiten para ser comprendidos, respondidos, replicados; es decir, para entrar en diálogo e interactuar con otros enunciados. Y es polifónico porque en su condición social el discurso es el resultado de la integración de múltiples intercambios y de voces distintas que han contribuido en su construcción. Lo que cada cual piensa y expresa es una reorganización personal de unos enunciados que circulan socialmente.

Luego la autora entra a la definición de ensayo argumentativo, indicando que “puede definirse como un tipo de texto estructurado y unificado alrededor de una tesis que se sustenta de diversas formas como razones o ilustraciones. Se distingue, por ejemplo, del comentario, porque mientras éste gira alrededor de algún referente manifiesto -se comenta algo que se ha visto, escuchado, leído…-, el ensayo constituye un ejercicio de sustentación de una tesis o conclusión que se ha elaborado en forma personal, privada, interna. En este proceso sustentador se revela la particularidad de un pensamiento que se organiza y se estructura alrededor de un propósito comunicativo como es el de manifestar una posición propia frente a algún tema en particular.”

    La autora se plantea la pregunta ¿cómo enseñar conocimientos lingüísticos con una metodología que sea consistente con ellos?, y para dar respuesta cita a María Cristina Martínez (1998), directora de la Cátedra UNESCO para la enseñanza de la lectura y la escritura en América Latina, quien manifiesta “la necesidad de encontrar una coherencia entre una teoría del lenguaje y una teoría del aprendizaje de la que puedan derivarse prácticas pedagógicas que ajusten las preguntas de cómo y qué enseñar en materia de lenguaje.”.

    La autora señala que los modelos instruccionales centrados en la función y el proceso de producción del discurso se fundarían en una concepción cognoscitiva, y modelos de inmersión en discursos particulares harían eco a una concepción sociocultural e expone que entre quienes defienden la inmersión y rescatan la influencia del contexto y el papel del discurso del aula en el aprendizaje se inscribe, asimismo, la propuesta de Bruffee (1993), de impulsar formas sociales en el aula que construyan conocimiento. La interacción entre pares resulta, según él, una forma privilegiada de relación social que permite aprender en colaboración. Bruffee plantea, además, que la escuela juega un papel 'reaculturador' porque logra reorganizar las oportunidades que originan la pertenencia a un determinado medio social.

    Por otro lado, considerar otras opciones que favorezcan la argumentación, diferentes a la inmersión, es lo que proponen quienes reconocen el proceso de aprendizaje de la escritura desde un enfoque cognoscitivo (Dysthe, 2001). Es el caso de Ferreti, Mc Arthury Dowdy, profesores de la Universidad de Delaware, para quienes la escritura es una actividad dirigida a conseguir un propósito siempre específico que se favorece con una instrucción cuidadosa y con un ejercicio intelectual previo.

   Una de ellas se basa en un estudio de De La Paz y Graham (2002), el cual estando sintonizado con estas preocupaciones, confirma la necesidad de desarrollar también ciertas estrategias a partir del uso de un modelo instruccional que organice y dirija el proceso de planeación, revisión y escritura de un ensayo. Según éste, las estrategias deben combinarse con el desarrollo de algunas habilidades como la construcción de una tesis, el manejo de conectores, la selección de un vocabulario con cierto nivel de complejidad y el manejo de diversos tipos y longitudes de oraciones, y con la enseñanza de conocimientos explícitos como las características de una buena escritura, los criterios para evaluarla y la estructura de un tipo de texto como el ensayo.

   La discusión de los resultados de esta investigación concluye que contextos adecuados de aprendizaje sí generan mejoras significativas en la escritura de argumentos razonados, conectados, lógicos y coherentes que impulsan el desempeño académico general de los estudiantes. Ésta, si bien es una afirmación muy general, puede servir para cerrar esta revisión que se ha orientado precisamente por la pregunta de cuál puede ser este contexto. Las investigaciones presentadas, aún sin ser exhaustivas, ubican el carácter problemático de pretender enseñar a argumentar. Encontrar la justa medida entre la inmersión y la instrucción parece ser la tarea de quienes tenemos que vernos con la escritura de un texto que como el ensayo argumentativo, promueve la generación de ideas y un uso más de la palabra.

5. Metodología
    No es muy clara la metodología que sigue la autora para realizar la investigación, hace una revisión bibliográfica de las teorías de diferentes autores en cuanto a los conceptos que desea comunicar, pero no sigue una lista de contenidos, simplemente se basa en su experiencia y conocimiento para hacer la investigación, tampoco indica universo, tipo de muestra, diseño, modalidad e instrumentos de recolección de información, etapas importantes, medidas estadísticas, o tipo de análisis.

6. Conclusiones
    Es posible aprender a escribir, impulsando la inmersión en situaciones que promuevan el análisis, la discusión y la confrontación de puntos de vista diferentes. 

    La presencia misma del maestro puede incidir en los resultados de una tarea de escritura argumentativa.
 
    Contextos adecuados de aprendizaje sí generan mejoras significativas en la escritura de argumentos razonados, conectados, lógicos y coherentes que impulsan el desempeño académico general de los estudiantes. 

    Debe encontrarse la justa medida entre la inmersión y la instrucción.

Elaborado por:    Edwin Rojas Baquero
Revisado por:

   Fecha de elaboración del Resumen:
03
06
2014


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